Origen del juego de salón bingo

¿Quién no se ha divertido con un juego de bingo? Ya sea en una reunión familiar, con amigos o en un establecimiento de juegos de azar, es bastante popular, aun así pocos conocen la historia que hay detrás de su origen.

Hay algunos que lo relacionan a un tiempo remoto en la época de los barbaros y los potentados, que tenían una particular forma de cobrar los impuestos. Colocando en un envase de vidrio varias bolitas con números que representaban a las diferentes aldeas,  cuando salía alguna seleccionada debían hacer un pago en algún mineral precioso. Sin embargo, esta versión no es aceptada por historiadores. Aunque no se sabe con exactitud el origen de este juego, en  este articulo se hará un repaso por las teorías más aceptas.

¿Antigua Roma o en la Italia del siglo XVI?

Se piensa que en la época del Imperio Romano se jugaba con una tabla que poseía diferentes símbolos y figuras, para ganar esta se debía llenar, pero con la complicación de que se hacía un sorteo en el se decidía la pieza que se ocuparía en aquella madera.

Otros historiadores, se inclinan porque el bingo comenzó siendo una lotería en la Italia del siglo XVI. Su nombre era Lo Giocco del Lotto d’Italia y su inicio transcurrió en los años 1530. Era jugada de forma semanal, que se sigue jugando cada sábado en ese país actualmente, lo que le da credibilidad a esta versión.

El bingo Francés

Para el año 1770 el juego se hizo popular en Francia, el nombre que ellos le dieron fue El Lotto, y era jugado principalmente por la aristocracia. Su juego era mucho más parecido al que tenemos hoy, porque se establecieron las reglas que conservamos aun. Además, son los primero en implementar tarjetas con fichas, y cantar los números en voz alta.

De juego educativo a su popular nombre

Para 1800 el bingo se propagó por toda Europa. En 1850 en Alemania harían una innovación con él, ya que lo transformarían en juegos educativos para niño, para enseñar la tabla de multiplicar, los animales, deletrear y hasta para conocer de historia.

Fue Edwin Lowe, un vendedor de juguete de Nueva York que conocería el Beano, como se llamaba entonces, en una vista a Atlanta durante los carnavales, aunque en ese momento solo pudo observar y no tuvo oportunidad de jugar. Cuando logró comprarlo y llevarlo a Nueva York lo jugó con algunos amigos en su apartamento. Lowe estaba sumamente nervioso cuando solo le faltaba un número para ganar y no salía, cuando por fin lo escuchó gritó de la emoción: ¡Bingo!

Asimismo puedes ver el Origen del sudoku que también trata sobre números.

 

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